Según Bolívar lo que se observa cada día con mayor intensidad es la imposición de la ideología de la superioridad de la raza blanca como lo que constituye la “verdadera modernidad”. Pero como ideología no convence porque responde únicamente al proyecto neoliberal que a su vez se apega a la “modernidad americana”.
¿Y qué es la “modernidad americana”? Se trata del modelo estadounidense que, como proyecto económico triunfante a nivel universal, se impone con base en la reducción de lo humano a simple mercancía. Para esta modernidad que seduce como el canto de las sirenas, la verdadera realidad es aquella utopía como la ciudad de Las Vegas donde a raíz de una artificialidad extraña se invierte el día y la noche. En ese mundo luminoso se controla el calor del desierto y el placer se confunde mágicamente con la ganancia fácil. Esta modernidad americana se expande a nivel mundial como un gran casino o bazar electrónico, no digamos un gigantesco burdel. Lo preocupante de esto es que para los países latinoamericanos esta ideología se presenta como un "destino ineluctable".
El “espíritu del capitalismo” consiste así en la demanda o petición que hace la vida practica moderna, centrada en torno a la organización capitalista de la producción de la riqueza social, de un tipo especial de comportamiento humano.
Se puede hablar de un “grado cero” de la identidad concreta del ser humano moderno, que consistiría en la pura funcionalidad ética o civilizatoria que los individuos demuestran tener respecto de la reproducción de la riqueza como un proceso de acumulación del capital, la entidad humana moderna consiste en el conjunto de características que constituyen a un tipo de ser humano que se ha constituido para satisfacer e interiorizar plenamente el solicita miento que viene del “espíritu del capitalismo”
Pero el grado cero de la identidad individual moderna es en verdad un grado insostenible, evanescente, que la historia cede su lugar enseguida a un grado primordial.
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